Manuel Ledesma 1

Se ganó el adjetivo de  “traidor” y vivió  con él hasta el día de su muerte, es decir, hasta la semana pasada. Sin embargo, mientras más pasaba el tiempo, más lo entendía. Es que era iquiqueño, o mejor dicho aliancino. Se trata de Manuel Ledesma, el jugador de La Cruz -ubicado en El Colorado y luego en la Plaza Arica-  que fue seleccionado nacional y tres veces campeón de Chile.

Lo conocí en el año 90 cuando vino con el team campeón en Linares y Talca, en el año 41 y 42. Tan espigado como siempre y con una sonrisa a modo de carné de identidad, me contó porque le pusieron ”traidor”. La pluma de Don Pampa, Carlos Guerrero, relata el hecho en la revista Estadio:

En el Nacional de 1943, en su propia casa, Iquique perdió el título conquistado anteriormente en Linares y Talca, Valparaíso lo derrotó en una noche negra, muy negra, para cinco mil personas apretujadas en la cancha Castro Ramos, del puerto histórico.  Nunca he visto una demostración más impresionante de tristeza, esa vez que Iquique vio derrotado a su equipo. ¡Que puñalada para su amor propio y orgullo¡ Cinco mil personas se quedaron heladas, derrumbadas por un mazazo tremendo. El partido había terminando, nadie se movía de sus asientos, y no había un grito, una protesta. Todos mudos, vacíos. Manifestación imponente de dolor como en un funeral. Tardó un poco, pero vino la reacción y recordaron que tres iquiqueños eran la fuerza del team adversario: Ledesma, y los Corderos, y que uno de ellos, Pancho, había decretado la derrota en los últimos momentos, cuando el team repuntaba y se acercaba la victoria. Pancho Cordero encestó desde media cancha tres dobles secos, y hundió a Iquique. Los espolonazos del ”Huáscar”. Esta crónica-lamento fue escrita el 21 de mayo de 1949.

El ”indio” Ledesma, por cerca de dos décadas paseó su espigada figura por lo largo y ancho de la geografía deportiva del país, que era sin duda, más larga y más ancha que la actual.  Fue un caballero que producto de la crisis del salitre, que en este puerto, en los años 40, se hizo sentir con más fuerza, tuvo que emigrar a Valparaíso. Al  puerto del ”arco iris de múltiples colores”, defendió por el resto de su vida, hasta que la muerte le ganó el brinco, y en un doble salto, le encestó el sueño.

Revivió cada vez que pudo aquella noche del Castro Ramos, y con la paciencia que dan los años, narraba los detalles de esa final. Sus conversaciones con Eduardo y Pancho Cordero, iquiqueños que como él, a causa de la crisis, tuvieron que vestir la casaquilla de ese otro puerto. Eran los tres y a su modo, como lo fue Víctor Acosta que escribió con la mano izquierda La Joya del Pacífico y con la derecha Iquique, jamás te olvidaré. El ”Indio” perteneció a los dos puertos, pero siempre quiso al Mayor, o sea al nuestro.

Con la muerte de Manuel Ledesma se termina el ciclo de los grandes basquetbolistas que iniciara Murray, Fornazzari, Bontá, Gallo, Chang, Hamén, Cruzat,  Wood, Salinas, los Corderos, y un largo etcétera hasta llegar a Lorenzo Pardo y Hernán Low. La savia nueva, las Mondaca, los Schenoni, los Arroyos, los Méndez,  no tienen más que leer la revista Estadio para encontrar sus raíces.