La llamada posmodernidad ha provocado entre otras tantas cosas, un culto a la nostalgia. Recordar, conmemorar nos indica que el futuro, piedra angular de la modernidad, no cabe en esta época.
La caravana de Oruro-Iquique-Oruro es objeto ahora de saludable conmemoración. En el imaginario tarapaqueño, la sonora palabra de la ciudad de Bolivia se nos hizo familiar. Y por cierto terminó integrándose a nuestro vocablo tal cual la palabra chuto, lucumí y tantas otras.
Los recuerdos en este caso son sonoros y aromáticos. Al evocar esas caravanas y esos camiones empolvados que atravesaron en forma vertical el desierto, tal cual lo hacían los caravaneros andinos desde antes de la llegada de los españoles, la infancia se nos actualiza.
La ciudad se llenó con los olores de naranjas y otros frutos que casi siempre en La Tirana estaban presente: cocos, mandarinas y sobre todo un surtido de dulces de todos los colores inimaginables. Oruro y su caravana nos trajo olores y colores. Pero también, le debemos a la llamada diablada ferroviaria, el habernos dado a conocer esas danzas que ya forman parte de nuestra compleja, rica y variada identidad cultural. El Goyo y el Manicero, mediadores culturales la hicieron propia y desde entonces las diabladas iquiqueñas, nos acercan a esa ciudad de cinco letras la mayoría de ellas redondas.
Carlos Harms, el año 1930 publica el libro Los grandes problemas del Norte Grande y le dedica especial importancia a la integración con esa ciudad, a través de caminos y de una red ferroviaria.
La Tirana y Oruro comparten códigos sonoros. La primera es una fiesta religiosa y en la ciudad boliviana se realiza uno de los carnavales más grande del mundo.
Los bronces instrumentos que domestican el viento de nuestra geografía, nos hermanan y son, tal vez el fruto más preciado de ese intercambio que se produjo en aquella caravana de fines de la década de los 50. Las naranjas, cocos, polulos, maní, y otros confites son los souvenires más preciados que perduran en el tiempo. Regresar de La Tirana sin esos productos puede ser la muestra que indique que no se estuvo ahí.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 26 de agosto de 2018, página 13