Los muertos de Huantajaya perdieron la memoria. En la huella de los chinchorros, 
yace el sueño de los justos en pleno desierto, pero carecen de arqueólogos que nos informen de sus vidas. Ahí están quien sabe desde cuando. La plata que produjo este mineral fue similar al de Potosí, pero en menor medida. Hoy 1 de noviembre, el sonido de los bronces los arrulló. Le colgaron coronas con hojas de latas y se bailó y se cantó. No hay deudos, solo parientes lejanos, tan lejanos que no saben quién es quién. El pino oregón que los recuerda resiste al paso de la indiferencia. Hoy, el baile chino y los chunchos les recordó la fiesta de La Tirana, cuando esta aún era familiar.

1 de noviembre de 2014